La enfermería de Las Ventas

Junto al Patio de Caballos, tras un gran portón de madera, se esconde la enfermería de la primera plaza de toros del mundo. Desde la inauguración de Las Ventas, este espacio ha sufrido numerosas reformas para adaptarlo a los nuevos avances quirúrgicos. A día de hoy, puede considerarse un hospital.

La enfermería de Las Ventas atiende a todo tipo de público: espectadores, trabajadores de la plaza y, por supuesto, toreros. Cuando un matador de toros sufre una cogida, es trasladado por sus compañeros hasta la sala de observación, donde se le hace una primera valoración. Si se determina que el herido necesita atención quirúrgica, se avisa al mozo de espadas, quien desviste al torero, evitando, en la medida de lo posible, cortar el traje de luces. Como curiosidad, en el interior de la enfermería hay una televisión por la que el equipo médico sigue con atención las cogidas; de esa manera, cuando el torero llega a la sala de observación, saben, casi a la perfección, el lugar, extensión y trayectorias de la cornada.

En la enfermería de Las Ventas, a cargo del equipo del doctor don Máximo García Padrós, se realizan las curas principales, las de mayor urgencia y envergadura. Después, el herido es trasladado en una UVI móvil hasta un centro hospitalario, donde prosigue su recuperación. Cientos de vidas se han salvado entre las paredes de Las Ventas, algunas veces de forma milagrosa, gracias a la maestría de sus doctores.

Desde la inauguración de Las Ventas, sólo cinco personas han fallecido en esta enfermería: dos toreros, dos banderilleros y un carpintero.